Diferentes suelos que se pueden encontrar en una obra

Para realizar una obra de forma correcta se requiere de mucho tiempo y de una buena preparación. La zona en la que se va a realizar el cambio tiene que examinarse cuidadosamente y prestando una atención especial a características como el tipo de suelo que existe en el lugar, ya que puede afectar tanto a la preparación como al modo de trabajo. En nuestra empresa de derribos y excavaciones de Madrid sabemos que dependiendo de las propiedades que tenga tendremos que trabajar de una manera o de otra.

Suelos más comunes

Los suelos más corrientes son los suelos arenosos que se caracterizan por contar con un porcentaje de arena grande y muy pequeño de arcilla. Son suelos secos cuyas partículas se encuentran bastante separadas entre sí lo que permite que se filtre el agua fácilmente. No resultan adecuados para grandes edificaciones y suelen estar en zonas cercanas a ríos o a la costa.

En cambio, los suelos arcillosos tienen un elevado porcentaje de arcilla lo que hace que sean muy complicados de trabajar en zonas en las que el agua esté presente. Son suelos bastantes firmes cuando se encuentran secos, pero esta situación cambia por completo cuando la arena entra en contacto con el agua.

Por último, están los suelos pedregosos que son impermeables lo que les convierte en los más buscados en el momento de cimentar. En algunas ocasiones, este tipo de suelos pueden provocar problemas en los que es necesario usar maquinaria pesada lo que a su vez conlleva un aumento de gastos.